domingo, 3 de febrero de 2013

Valkiria de hiperboria

Contaban los poetas que Tetis había raptado de la hoguera fúnebre el cuerpo de su hijo Aquiles para transportarlo a Leuca (Leuké), la "Isla Blanca". 

Diodoro de Sicilia habla de la Isla Blanca (Leuké) y la identifica con la mítica tierra de Apolo y de los Hiperbóreos (hombres de la Edad de Oro y héroes que han reconquistado el Centro primordial) situada, afirma el escritor, en el Océano enfrente de la patria de los Celtas. Leuké es afín, por significado, al sánscrito çveta dvipa, "Blanca Isla" o "Resplandeciente", sede del dios Vishnu, cuyo signo era la esvástica.

Los Iranios llaman a la sede hiperbórea "semilla originaria de la estirpe aria" (airyanem vaêjô). Strabone, geógrafo griego especificó que esta Isla se hallaba a seis días por mar de la Britania, en las proximidades del "mar congelado", que ha de identificarse sin duda con el Mare Cronide en el cual, según Plutarco y Plinio, yace dormido Cronos . 

La "Isla Blanca" también era conocida con el nombre de Thulé. Hecateo de Abdera (siglo III a.C.) afirma que los Hiperbóreos habitaron la Isla de la Gran Bretaña.

La Isla Blanca había sido la patria de la madre de Apolo, Latona. Apolo había pasados larga temporadas en el país de los Hiperbóreos y allí volvía cada diecinueve años. Zeus lo envió a Delfos (isla griega), para que desde ahí profetizara a los Griegos. Pero Apolo, montado en su carroza, hizo que los cisnes volasen hacia los Hiperbóreos. Los de Delfos invocaron al dios para que volviera. Él, por su parte, después de un año entero de pronunciar oráculos a los habitantes de aquella tierra, cuando creyó oportuno regresar a Delfos, dio orden a los cisnes. Horacio invoca al dios de la Edad de Oro Apolo para que venga del país hiperbóreo. 

Letó/Lató deriva de la raíz leth-/lath- de donde procede el verbo lantháno que expresa el "estar escondido", el estar oculto. Latona viene de la Tierra de los Hiperbóreos. Ltona significaría "la oculta".

Se trata del lugar de la manifestación de Apolo-Sol y es también el lugar donde se revela en el discurso apolíneo. La sabiduría hiperbórea que primero estaba oculta (Latona) se manifiesta luego Delos, y cobra significado como centro espiritual derivado del Centro Primordial, o Isla Blanca, o Tierra Hiperbórea en un momento determinado del ciclo cósmico y de la historia de los hombres.

Hiperbórea como estado de conciencia


Si "Delos" y la "Isla Blanca" no son sólo una región mítica, sino también alegoría de un estado de conciencia por el ingreso en un estado del ser, los mitos del ciclo apolíneo evidencian los requisitos interiores para que tal estado de conciencia (la Isla Blanca) pueda alcanzarse: la superación de la tiranía de los sentidos y el no-condicionamiento de las pasiones ligadas a la tierra, y la victoria sobre la hýbris (impulsos y orgullo), expresada en el mito por los Centauros y por los Gigantes contra los que Apolo lucha.
Según los relatos más antiguos, el principal enemigo de Apolo era una dragona (drakaína) de nombre Delphyne que deriva de delphys, "matriz", "útero"; otro enemigo era Ticio, un gigante fálico que había atentado contra su madre Latona. Delphys, tras la victoria de Apolo sobre el dragón-hembra, en la versión más antigua del mito, se convierte en el nombre del templo más ilustre del dios, cuyo significado es otra vez "útero". Pero esta vez en un sentido de renacimiento.

Confluencia con otros mitos


El mito griego coincide con el celta y con las sagas griálicas o artúricas en las principales virtudes que debe distinguir a quien se dispone a emprender la Búsqueda de la Isla Blanca: la superación del yo y liberación de las potencias terrenas.

Opis es el nombre de una de las sacerdotisas hiperbóreas, posiblemente la misma Artemisa, y las mujeres de Delos (tierra natal de Apolo) le ofrecían a Opis la cabellera al momento de las bodas. Opis es en Platón epíteto de Artemisa y en Herodoto, el nombre de una virgen hiperbórea .

Un hiperbóreo, Olen, había fundado, según la tradición, el templo de Apolo en Delfos. Cuando los Gálatas se acercaron con intenciones hostiles al santuario del dios se aterrorizaron por la aparición de fantasmas hiperbóreos. 

Hubo expediciones de los héroes al Jardín de las Hespérides en busca de las manzanas de oro, o del vellocino de oro. La sede de las Hespérides coincide, en el mito, con la posición polar hipebórea. De hecho está situada al lado de Atlas, el gigante que lleva a cuestas el eje en torno al cual gira el cielo estrellado, custodiado por las constelaciones de la Osa.

Hércules se dirige al país de las Hespérides y por su condición de inmortal le es permitido el acceso. El héroe debe luchar contra un genio de las aguas (Nereo o Tritón), y debe derrotarlo para lograr que le sea revelado el recorrido.
Hércules trata de encontrar el misterioso jardín donde las ninfas Hespérides, hijas de la Noche, custodiaban árboles con frutos de oro. Hércules debía llevar algunos de estos frutos a Euristeo, para quien realizó los 12 trabajos siendo este el undécimo, por lo que vagó por el mundo en busca del jardín, sin resultados, hasta que una ninfa le dijo que sólo el viejo dios marino Nereo conocía el camino para llegar a él. Aunque el dios se convirtiera en león, luego en serpiente, y finalmente en fuego para huir del héroe, éste consiguió encadenarlo para obtener de él las indicaciones precisas para encontrar el jardín, el cual se encontraba en el lugar donde el gigante Atlas purgaba el castigo de sostener la bóveda celeste sobre sus hombros. Hércules se presentó y se ofreció a ocupar su lugar por un tiempo determinado, a cambio de que fuese a buscar para él las manzanas de oro. Atlas aceptó la propuesta, y finalmente lo consiguió.

Según las indicaciones de Prometeo, el país de los Hiperbóreos está situado detrás de los mitológicos montes Rifeos (situados al norte y nevados) y el acceso está defendido por una región donde sopla el viento del Norte. Al lado de los Hiperbóreos vive feliz una población, los Gabeos, que de la tierra reciben espontáneamente el alimento. Posiblemente sean éstos los héroes de los que hablaba Hesíodo.

La serpiente Ladón es el Guardián del jardín, que vigila dia y noche, habiendo sido puesta por Hera, la celosa y vengativa diosa de las mujeres, para custodiar el árbol de las manzanas de oro. Según algunas versiones, Hércules mata a la serpiente. En el mito del nacimiento de Hércules, es la propia Hera quien se sienta a la puerta, retrasando el parto de Heracles hasta que su protegido, Euristeo, nace primero. 

En la mitología griega, Hiperbórea era una región situada en las tierras septentrionales aún desconocidas, al norte de Tracia (región del sureste de Europa). Su nombre (griego: Hyper Boreas, "más allá del norte") deriva de que se creía que Bóreas el dios del viento frío que venía del norte habitaba en Tracia, y los hiperbóreos, sus hijos, lo harían más al norte de este reino, en el país de Hiperbórea.

De los hiperbóreos se decía que eran inmortales, además de ser descritos como Dioses. El dios Apolo (dios de la luz y el sol, la verdad y la profecía) conducía cada diecinueve años su carro hacia esta región para rejuvenecer.
Mapa de Abraham OrteliusÁmsterdam 1597:
en la esquina superior derecha dice Hyper Borei
y muestra un continente que ocupa toda el 
área polar

Mito griego, la isla remota y la edad de los héroes


El poeta Hesíodo narra que hubo una edad de los Gigantes (Edad de bronce) edad "violenta y terrible", en que los hombres sólo vivían para la guerra y descubrieron el bronce, que emplearon para construir armas, herramientas e incluso sus hogares (esta raza se exterminó a sí misma debido a su violencia)
Tras esta época, apareció en la Tierra una generación de hombres-héroes, una "estirpe celeste", que vivió inmediatamente antes de la Humanidad actual. La edad de los héroes o edad de oro (anterior a la quinta estirpe, la de la edad de hierro) se cerró con la guerra de Troya (ocurrida en el siglo IX a.C.). El padre Zeus permitió a estos héroes que vivieran en los confines del mundo, en las Islas de los Bienaventurados cuyo rey es el titán Cronos. Y ellos viven "con el corazón sin afanes, héroes felices a los cuales tres veces al año la tierra fecunda ofrece frutos florecientes, dulces de miel".

En el mito narrado por Hesíodo los héroes, después de la muerte, vuelven a un estado que tiene todas las características de la Edad de Oro: soberanía de Cronos, rey de la Edad de Oro, isla remota y sin aflicciones cuya tierra produce espontáneamente para gozo de los hombres. El camino hacia la Isla de los Bienaventurados, o según la tradición artúrica Avalón, está reservado el héroe que tenga la fuerza interior necesaria para acometer la empresa mediante la voluntad de sacrificio. 
 
 Hiperbórea, también conocida como Thule o Última Thule en ciertos ambientes, es otra tierra perdida del pasado considerada mítica por la investigación histórica tradicional. La localización geográfica donde se habría encontrado esta región se sitúa universalmente en el extremo norte, ya sea en la parte más septentrional del continente asiático, en Groenlandia o más allá, bajo las aguas heladas del Océano ártico. Un grupo minoritario sin embargo defiende la teoría de que Hiperbórea no se encuentra en el mundo de la superficie si no en el interior, dentro de lo que sus defensores llaman la Tierra Hueca.

La leyenda hiperbórea más conocida que ha llegado hasta nosotros tiene su origen entre los autores griegos clásicos, que hablan de la tierra "más allá del viento del norte" como un paraíso septentrional poblado por inmortales, donde no existe el invierno como un lugar contemporáneo con su propia civilización. Pero aquellos que aceptan hoy la existencia real de Hiperbórea consideran que este es sólo el recuerdo lejano de la existencia de este pueblo que ellos sitúan en una época mucho más antigua, aunque es imposible determinar cuanto exactamente. El texto del libro de Eibon que se conserva (y las especulaciones teosóficas) sitúa la exitencia de este continente hace millones de años, por supuesto mucho antes de la supuesta aparición del ser humano sobre la tierra. Otra tradición ofrece cifras mucho más modestas, relacionadas con el máximo glacial en torno al 114 ooo B.P. que coincidiría también, aproximadamente, con la fecha de la destrucción de Mu-Lemuria. Finalmente otros investigadores sitúan la existencia de Hiperbórea en fechas aún más tardías, durante la llamada Edad Hiboria.

La Hiperbórea de Eibon
Sin restos arqueológicos fiables el principal argumento a favor de la creencia en la antigua cultura Hiperbórea es un documento conocido como Libro de Eibon.

El libro describe la vida de un hechicero hiperbóreo en su época clásica, así como diversos hechizos, conjuros e invocaciones. De forma secundaria nos permite conocer diversos aspectos de la sociedad, cultura y tecnología hiperbóreas. Así en este texto se habla de dos ciudades principales Commorion y Uzuldaroum y de la raza de seres simiescos llamados voormis. Es posible que estos seres, aunque reducidos a una condición casi animal en los tiempos en que fue redactado el grimorio, poseyeran con anterioridad su propia cultura antecesora, y posiblemente antecedente, de la hiperbórea humana. El texto hace continuas referencias a deidades conocidas por otras fuentes, como Tsathoggua (cuyo culto en vida de Eibon estaba prohibido) y otras desconocidas, como la diosa Yhoundeh, además de muchos otros seres y entidades míticas.

Existen diversas copias del libro de Eibon, completo o en partes, en diversos idiomas, incluso un par de copias muy fragmentarias en hiperbóreo, guardadas en diversos museos, bibliotecas y colecciones privadas. Una historia de más completa de la que puedo escribir aquí sobre la tradición y traducciones del libro de Eibon puede encontrarse en la informativa Enciclopedia de los Mitos de Cthulhu.

Con esta versión de hiperbórea se relaciona también un idioma, llamado comúnmente hiperbóreo o tsath-yo, un sistema pictográfico del que una muestra encabeza el artículo. Se conocen fragmentos del libro de Eibon en esta lengua y diversas inscripciones y textos en dicho idioma, aunque ninguno de los cuales ha podido datarse fehacientemente en este remoto pasado. También se supone que el conocido como Pentáculo Pnakótico fue utilizado por esta civilización, aunque su origen sería más antiguo.

Hiperbórea y la Verdadera historia secreta del Mundo
Otro libro aún más polémico nos ofrece una narración detallada, aunque divergente, de la decadencia y destrucción de Hiperbórea, se trata de The True Secret History of The World escrito por la medium británica Amelia Dunn, presuntamente en estado de posesión, entre los años 1911-1913. Según esta obra, llena de contradicciones y oscuridades, la causa del enfriamiento del globo, y la destrucción de Hyperbórea, fue sobrenatural. Este habría sido un proceso iniciado cuando el supremo templo del continente, llamado en el texto Gorinium, fue profanado por la entidad Heca-Emem-Ra o Neb-Ogeroth, La Diosa Negra. Esta entidad también habría seducido y corrompido al último gran rey del continente, Thot. Dando inicio así a una época oscura, de decadencia y magia negra antes de la definitiva desaparición de esta civilización. En otros capítulos del libro Heca-Emem-Ra es identificada con la diosa griega Hécate.

Sea como sea la civilización hiperbórea desapareció dejando pocos restos materiales y escasa influencia en otras culturas. Es posible que algunos descendientes remotos de este pueblo sobrevivieran en Groenlandia al menos hasta el siglo XI, cuando entrarían en contacto con los esquimales y los vikingos. También es posible que un grupo muy pequeño de sacerdotes huyeran hacia el sur conservando parte de su antiguo conocimiento y dando inicio a diversas ordenes y hermandades secertas en diversos puntos del globo.

Hiperbórea y la teosofía
Hiperbórea aparece, también, en el esquema mitológico de la teosofía como el hogar de la Segunda Raza Raíz. Esta se trataría de una especie casi completamente espiritual, que representaría sólo el primer paso en el descenso hacia la materialidad desde el puro espíritu, que es el motor de la antropogénesis teosófica*. Esta Hiperbórea espiritual de los teósofos se sitúa en un pasado más lejano, en torno a los 25 millones de años. Por supuesto no se conservaría resto material alguno de esta "Hiperbórea espiritual" y toda la información sobre ella ha sido obtenida por medios místicos y es, por tanto, imposible de verificar.

* Para los teósofos una serie de razas raiz sucesivas habría poblado la tierra durante millones de años. Los primeros habitantes habrían sido seres perfectamente espirituales mientras que cada ciclo sucesivo habría significado una mayor materialidad. Nuestra propia raza raiz representaría el punto más bajo de espiritualidad y el principio de un nuevo ciclo ascendente. Este idea está tomada directamente de ciertas ideas cosmológicas hinduístas.

Para intentar solventar la aparente incongruencia se ha aventura la teoría de que la "Hiperbórea humana" fuera el resultado de un "despertar" de los antedichos seres espirituales, que de algún modo poseyeron o controlaron a los humanos recien llegados, de forma que una Hiperbórea no sería más que el reflejo, a través de las eones, de la otra. Esto no deja de recordarme, y otros han apuntado en esa misma dirección, al comportamiento de los seres conocidos como Gran Raza o Gran Raza de Yith y su huída a través del tiempo, según cuentan los Manuscritos Pnakóticos.

La presencia de estos poderosos entes psíquicos, antiguos, poderosos e incomprensibles para los humanos normales, puede explicar algunos fenómenos misteriosos ocurridos a varias expediciones árticas, como los dramáticos relatos de las expediciones Cavendish de 1879 y 1921 (en lo que la mayoría han dado en interpretar como alucinaciones producidas por las penurias) , y también los testimonios de diversos místicos que aseguran estar en contacto con estos hiperbóreos espirituales por medio de sueños y visiones.

Las intenciones de estas entidades, de existir, son un misterio; de alguna manera parecen vinculadas a estas extremas latitudes, quizás sean incapaces de abandonarlas. Esto también nos recuerda a otro ser de los Mitos, el conocido como Ithaqua . Las historias también son contradictorias: mientras algunos hablan de ellos como seres amables que les ayudaron o rescataron en un momento de necesidad; otros cuentan historias terroríficas de crueldad y locura en las regiones árticas.

En muchas historias en torno a estas manifestaciones aparecen de forma central amuletos y reliquias de "espato de Islandia" una variedad de calcita transparente con peculiares propiedades ópticas de refracción y, si creemos las historias, capaces de canalizar o aislar la energía espiritual de estos seres.
Hiperbórea en las Crónicas Nemedias
Una tercera Hiperbórea que habría existido, si hemos de creer a las muy discutidas Crónicas Nemedias, en lo que actualmente es la costa de Finlandia no parece tener conexión con ninguna de las anteriores, más allá de lo superficial. En dicho documento se describe una sociedad dominada por la brujería y donde la esclavitud es un motor económico fundamental. Se trataría de un reino bárbaro y primitivo. Para esta tercera Hiperbórea se suelen manejar fechas de entre el 14 000 y el 9 000 a.c.

Hiperbórea y los nazis
Los grupos que se han dado en denominar ariosofistas, que combinan las ideas teosóficas con un ideario racista anglogermánico, han crecido mucho en las últimas décadas, especialmente en Alemania y sienten un gran interés por esta leyenda de la mítica tierra septentrional. Para los segudires germanos de Blavatsky el tema racial constituía el elemento fundamental y las "raza aria" se convirtió en depositaria de las herencias espirituales de Hiperbórea, Mu y la Atlántida.

En este esquema Hiperbórea sería la fuente primera de la civilización aria superior de donde luego se habría dispersado al centro secundario de la Atlántida, a veces llamada Thule y situada en el Mar del Norte. En este ambiente nació la Sociedad Thule cuya influencia en el pensamiento mágico de los nazis no se puede ignorar, como tampoco su interés, y los medios, en corroborar la realidad de estas leyendas. 


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