martes, 28 de febrero de 2012

Testimonios de la llorona historicos 1

Descrita a partir de la mirada y el oído de sus narradores, la Llorona surge en el relato de tradición oral envuelta en imágenes y sonidos que la han hecho permanecer en la memoria de sus receptores. Inmersa en las creencias de una comunidad, la Llorona aparece y desaparece ante el “yo” narrador, quien, a su vez, transmite la voz de un decir colectivo.

 Yo vi a la Llorona [...]. Nosotros éramos comerciantes y viajábamos de un
lugar a otro [...]. Un día antes de mi boda, fui a visitar a mi novia, quien
vivía atrás de un solitario llano [...] (Horcasitas, 1950: 37, 48, 64).2

Porque el río estaba cerquita de la casa. Y...’taba... no ’taba muy retirado de
allí, de la casa, y por eso era que la oímos en las noches cómo gritaba... (Miller,
1973: 105).

 Un día me contó mi tío Luis, que había ido a dar una vuelta en la noche [...].
En el pueblo de San Mateo Texcaliacac, había un señor llamado Dionisio, que
era muy enamorado [...]. Me contó mi papá, a quien se lo contó un amigo que es
cuñado de la persona a quien le sucedió [...]. Cuentan los choferes que van a
Tejupilco que en un monte cercano al pueblo [...]. Me contó uno de mis tíos
que una vez vio a la Llorona que entró al corral de los caballos [...].Un señor
llamado Manuel Santana me platicó que su papá y otros señores del pueblo
en cierta ocasión se pusieron de acuerdo para atajar a la Llorona (Caballero,
1994: 193, 195, 199, 200, 202).

 Esto me lo contó a mí... mis abuelos; y luego mi padrastro. Mi abuelita,
mamá de mi papá, me contó de la Llorona, que es la primera. Y la segunda
me lo contó mi mamá..., que era la Malinche. Y la tercera me la contó mi
padrastro (Miller, 1973: 104).


 Y aún actualmente dicen que algunas noches oyen sus gritos [...]. Dicen por
ahí, que había una mujer mala (Horcasitas, 1950: 44, 53).

 Dicen que en las palmeras de San Andrés Ocotlán se aparece la Llorona a
las doce de la noche (Caballero, 1994: 194).


 No... se le ve la cara, no se ve nada. Se ve el bulto, se ven los brazos, el
vestido largo y el pelo largo. Se ve que se levanta y camina por el viento
(Miller, 1973: 100).

 Dicen que en el pueblo de San Mateo Atenco, por la presidencia, salía una
mujer alta, vestida de negro, con una vela en la mano, tapada la cabeza.
Salía todos los días a las doce de la noche y hacía mucho ruido porque
dicen que traiba tacones altos (Caballero, 1994: 198).

 Pero no toda la gente la mira, ni toda la gente la oye. La gente que la oye y
la gente que la ve, dice, es gente que tiene espíritu... y cerebro, que no se
desmayan. No tienen, dice, que son fuertes. Dice: Esa gente es la que la ve.
Dice: Y seguro que tú eres fuerte... de cerebro, dice, porque tú la vistes y la
oístes. Yo nada más la oí, pero yo no la vi. Dice: La vi en un tiempo. Dice:
Estaba yo muy joven. Dice: Pero ahora ya no la veo. No más la oigo (Miller,
1973: 100).

Se echa a llorar a partir de las 24 horas o sea a medianoche y sus ayes lastimeros,
dicen algunas gentes, lo oyen al peso (sic) de la noche y por eso le
llaman “la Llorona” (Horcasitas, 1950: 50).

Por eso es que a las ocho de la noche ella sale y les grita: “¡Ay, mis hijos!”. Es
el grito que se oye en los montes, y corre día y noche sin descansar
(Horcasitas, 1950: 50).

Al llegar a las esquinas de las calles soltaba un grito largo y triste que decía:
“¡Ay, mis hijos!”. Nunca nadie se atrevió a mirarla, por temor de verla,
porque se suponía que su cara era espantosa (Horcasitas, 1950: 50).

Se empieza a oír el llanto como de una mujer, un llanto muy ladino. Un
llanto muy ladino, y va subiendo recio, recio, más fuerte, y cuando ya está
llorando muy fuerte entonces se ve (Miller, 1973: 100).

Al pasar esta mujer, todas quedamos empedernidas; nadie dijo nada; y a los
quince pasos, cuando más, lanzó otro grito melancólico; enseguida se perdió
de nuestra vista, y a lo lejos oímos el último grito de su lamento. Luego
fuimos a dormir, para recordarlo al día siguiente (Horcasitas, 1950: 38).


Entonces dice ella que una noche... venía; bajó la Llorona de, como del pie
del cerro. Se oyó que venían los lloridos. Y ella solita. Dice que entonces ella
lo que hizo fue que se atrancó la puerta. Y la Llorona venía entre más, más,
entre más, más, acercándose con sus lloridotes. Y llegó hasta onde... cerca
de la casa de ella. Dizque allí se paró. Dizque echó unos lloridos largos. Y
entonces dizque se metió allí. Pasó, porque había un puentecito allí en el
arroyo. Entonces pasó por el puente, ¿ve? Y, y pasó al patio de mi abuelita.
Al patio, dizque por ahí no... había puros nopales. Allí es una casa muy,
muy sombría. Y entonces pasó al patio la Llorona. Y se quedó paseándose
allí. Dizque a llora y llora ella. Entonces, que mi abuelita estaba reza y reza
y reza, dizque más asustada ella. Entonces de allí salió la Llorona y dizque,
otros lloridos largos. Se paraba como que lloraba, muy afligida ella. Y luego
se fue. Se jue por toda la orilla del arroyo. Y ya dizque fue a salir. No sé
aónde iría. Pero eso, esa Llorona siempre pasea allí. Paseaba. Eso me lo
contó mi abuelita, se llamaba María Viernes (Miller, 1973: 101).

Recorría las calles del pueblo y luego se dirigía a un lago y allí se desvestía
y bailaba. Una noche pasó cerca de una iglesia gritando: “¡Ay, mis hijos!
¡Ay, mis hijos!” El sacerdote salió y le dijo: “Hija mía, acércate”. Cuando
ella se acercó, le echó agua bendita, y ella quedó convertida en piedra (Caballero,
1994: 189).

Cuando llegó a su casa ya iba muy cansada, se detuvo y empezó a ver
visiones; ella se imaginaba que era una reina y que muchos señores desnudos
bailaban, tocaban y reían a su alrededor (Caballero, 1994: 186).

Entonces, que mi abuelita estaba reza y reza y reza y reza, dizque más asustada
ella. Entonces de allí salió la Llorona y dizque otros lloridos largos
(Miller, 1973: 101).

Una noche que mi tío venía de trabajar oyó que detrás de él venían arrastrando
cadenas, pero si él se paraba, ya no oía nada. Seguía caminando y
volvía a oír las cadenas, se paraba y el ruido cesaba (Caballero, 1994: 198).



2 comentarios:

  1. una amigo me contó que un día estaba en la guajira e iba a salir a las 3 de la mañana y siempre llevaba 2 navajas. El al ir caminado escucho un grito pero nada que ver,al tiempollego a donde necesitaba llegar pero todo estaba neblado tipo silent hill y el pues no veia nada, pero de salvacion habian faroles pero lo mas raro es que al el caminar se iban apando los faroles y escuchaba ruiditos raros sin prestarles atencion.
    Al rato de ir caminando se metio en camino hacia una casa dañada cuando se le aparecio la llorona en frente de el y pues se paralizo luego el al raro se pudo mover asi que la intento ignorar y siguio caminando, y ella lo persiguio al lado derecho y le puso la mano en el hombro, y desaparecio. al otro dia en el lugar donde estaba parado mi amigo aparecio un pentagrama con un simbolo extraño.

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  2. Cuando Joven de madruga caminaba por un callejon en Copiapo (chile) hacia mi casa y a unos 6 metros delante mio se apareció, era una mujer de pelo largo y vestido blanco, que cruzo flotando en el aire, solo la vi de perfil, en ese momento quede helado. Nunca la he escuchado.

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